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Momia

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Término que se utiliza para referirse al cuerpo de una persona fallecida tratado de manera tal que no se descomponga. Deriva de la palabra árabe mumiya, que significa betún o asfalto. Se utiliza porque se creía que el color oscuro de las momias se debía al uso del betún durante el proceso de momificación. Los egipcios llamaban a las momias 'sah'. Los textos egipcios no nos dicen mucho sobre el proceso de momificación, pero algunos autores clásicos (Heródoto, Diodoro Sículo y algunos fragmentos de Plutarco) lo describen en detalle. Heródoto nos dice que los familiares veían modelos de madera de los diferentes tipos para que pudieran escoger. Había tres tipos de precios diferentes. El método más caro incluía la extracción del cerebro a través de la nariz con un gancho de acero, siendo lavados los restos. El siguiente paso consistía en extraer los órganos internos por medio de una incisión, la cavidad era limpiada, cerrada y el cuerpo permanecía cubierto de natrón durante 70 días; pasado ese tiempo era lavado y vendado. El método de precio medio implicaba la introducción por el ano de aceite de cedro; el cuerpo pasaba a ser momificado y cuando se extraía el aceite, éste contenía disueltos los órganos internos. El cuerpo no recibía más tratamiento. El tratamiento más barato implicaba la extracción de los órganos internos por un método similar y la posterior momificación del cuerpo.
A pesar de que los métodos de momificación cambiaron con el paso de los siglos, la siguiente es una descripción del procedimiento 'medio' para las momias humanas; sobre la momificación de animales sabemos menos, aunque se conserva un papiro demótico que describe el ritual de embalsamamiento de un toro Apis. Tras la muerte, el cuerpo era conducido a una tienda, llamada el Lugar de Purificación o Buena Casa, donde era lavado. A continuación era momificado, lo que implicaba la extracción de los órganos internos por medio de una incisión en el bajo abdomen, pero dejando el corazón en su sitio. Los órganos eran tratados por separado y después situados en los vasos canopos o introducidos de nuevo en el cuerpo, bajo la protección de los Hijos de Horus. El siguiente paso consistía en cubrir el cuerpo con natrón (que en ocasiones también era introducido en el interior), lo que desecaba los fluidos corporales. Tras unas pocas semanas (el proceso duraba unos 35 días) el natrón se quitaba y el cuerpo se rellenaba con lino, natrón y hierbas aromáticas; estos elementos restauraban hasta cierto punto la forma del cuerpo. También se empleaban cosméticos para hacer que el cuerpo luciera lo más natural posible. Por último, el cuerpo era recubierto con una sustancia resinosa y vendado; se colocaban amuletos entre los vendajes y en ocasiones un copia del Libro de los Muertos. Una máscara de momia se colocaba entonces sobre la cabeza y la momia se introducía en un sarcófago, donde recibía los diferentes rituales, como por ejemplo el de la Apertura de la Boca. Durante el proceso de momificación se realizaban todo tipo de rituales, como nos cuentan dos papiros que datan del siglo I d.C. que describen el aspecto ritual del proceso de embalsamamiento. En total, el proceso duraba 70 días, el mismo periodo de tiempo que la estrella Sirio (la diosa egipcia Sothis) permanecía invisible. Se pensaba que los dos acontecimientos estaban relacionados. Lo que se pretendía con todo este proceso era preservar el cuerpo, que era necesario en el Más Allá (al que se consideraba como una continuación de la vida sobre la tierra). También era necesario para que el Ka del difunto pudiera reconocer el cuerpo y regresar a él.