Importante ciudad del Egipto Medio (Eg. (Hwt-nn-nswt). El nombre de Heracleópolis deriva del principal de sus dioses, Herishef que tiene cabeza de carnero (Eg. Hri-s.f, 'aquel que está sobre su lago'), que fue identificado con Heracles por los griegos. Herishef fue originalmente un dios de la fertilidad y se convirtió en deidad real cuando los gobernantes de Heracleópolis se hicieron importantes durante las Dinastías IX y X. A finales del Imperio Antiguo Herishef fue identificado con Osiris.
Heracleópolis fue un importante centro religioso durante toda la historia de Egipto. Era considerada como el lugar donde el ojo del sol destruyó a la humanidad y donde Osiris, y después Horus, fueron coronados reyes.
El templo de Herishef, cuyas partes más antiguas datan de la Dinastía XII, fue ampliado considerablemente durante el reinado de Ramsés II. El templo continuó activo hasta la Baja Época. El lugar más sacro de Heracleópolis era el lago sagrado, que según la Piedra de Palermo fue dedicado durante la Dinastía I. El capítulo 175 del Libro de los Muertos asocia al lago de Heracleópolis con la sangre que perdió Osiris como resultado de una herida producida al llevar la pesada corona real. También explica porqué la sangre tenía un importante papel en los rituales de Herishef que tenía un culto de ofrendas y purificación cerca del lago; la sangre de Seth manó de su nariz cuando éste se inclinó ante Osiris y fue enterrada por Re en la tierra. Posiblemente este sea el origen del 'festival de picar la tierra', que era particularmente importante en Heracleópolis.
Además de su papel religioso, Heracleópolis tuvo también importancia política. Fue la residencia de los gobernantes heracleopolitanos durante el Primer Periodo Intermedio y, después, hacia el final de la Dinastía XX, cuando muchos libios entraron en Egipto y se instalaron allí, su reputación política creció de nuevo. Uno de los descendientes del jefe de esos libios consiguió sentarse en el trono y fundó la Dinastía XXII: Sheshonq I. Tras los libios, al comienzo de la Dinastía XXVI, una influyente familia de propietarios de barcos gobernó en Heracleópolis y aumentó los impuestos de la tierra en nombre del rey.