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Sarapis

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Los investigadores se muestran indecisos sobre el origen y significado de Sarapis (o Serapis, como era llamado por los emperadores romanos). Se han hecho intentos por demostrar que es originario de Asia Menor, Babilonia o Grecia, pero han sido infructuosos. Es más probable que Sarapis 'naciera' en Egipto. Según una antigua leyenda del culto, Ptolomeo I recibió en un sueño órdenes de transportar la estatua de culto de Plutón desde Sinope, en el Mar Negro, hasta Egipto. Cuando acudió a sus consejeros para conocer el significado del sueño, éstos le dijeron que el dios se llamaba Sarapis y que tenía que obedecer la orden, como así fue. Algunos investigadores consideran que la historia demuestra que Sarapis fue un creación deliberada de Ptolomeo y sus consejeros con la intención de unificar bajo una misma religión a los egipcios y los griegos que vivían en Egipto. Otros son de la opinión de que la intención era la de dar a los griegos su propia deidad. Existen dos argumentos en contra de la teoría de que Sarapis fue una 'invención' ptolemaica: en primer lugar, que eso habría significado que, por primera vez en la historia de las religiones, una deidad 'inventada' fue adorada durante mucho tiempo; en segundo, que la leyenda demuestra que el nombre de Sarapis ya era conocido por los consejeros. Es evidente que el nombre Sarapis está graequizado del de Osiris-Apis, el toro de Menfis identificado con el ba de Osiris y que era dorado en Egipto. El hecho de que la estatua de Plutón en Alejandría recibiera el nombre de Sarapis significa que el nuevo dios fue incorporado al panteón como una forma especial de Osiris-Apis. Sin embargo, Sarapis no era idéntico a Osiris; de modo que, tras morir, los egipcios sólo querían identificarse con Osiris. También existen sorprendentes diferencias iconográficas, pues Sarapis nunca fue representado momiforme y sí como un dios griego, con barba y un kalathos sobre la cabeza.
La base de la teología de Sarapis la proporciona Osiris como dios del Otro Mundo y de la fertilidad. Al igual que Osiris, Sarapis está relacionado con la tierra y con el poder regenerativo. El kalathos que Sarapis lleva sobre la cabeza apunta hacia una relación con la tierra y sus frutos. Al igual que Osiris, Sarapis también era considerado el señor del Nilo, así como el del mar; gobernaba las tormentas y rescataba a las gentes en peligro. Sarapis no tardó en ser visto como un sanador de todo tipo de enfermedades y esa característica contribuyó, ciertamente, a que se ampliara su círculo de adoradores. A su aspecto de sanador también le añadió el de dador de oráculos; en ambas circunstancias Sarapis usaba un sueño o una visión para aparecerse a sus creyentes. Sarapis tenía una estrecha relación con Isis; junto a ella era adorado como 'soter': salvador. En el Período romano, Sarapis fue asociado a Helios y se convirtió en el 'Señor del Tiempo' y dios de todo, su culto se expandió por toda la región mediterránea. En el siglo II d. C., Tertuliano, uno de los padres de la Iglesia, todavía podía apreciar que 'toda la tierra jura por Serapis'; hacia el 391 d. C., la destrucción de sus templos en Alejandría y Canopo señaló el final de su culto.