Piedra opaca (silicato de alúmina, cal y sosa) de color azul oscuro, en ocasiones con manchas blancas (calcita) o doradas (pirita). El lapislázuli se utilizó en Egipto a partir de la Época Predinástica, y en especial en los Imperios Medio y Nuevo, para realizar cuentas, amuletos y escarabeos, y como incrustación en joyería. Todos los tipos de joyas famosas llevan incrustaciones de este material, como los brazaletes de plata de la reina Heteferes, madre de Keops (Dinastía IV), la joyería procedente de Lahun y Dahshur, y del tesoro de Tod (todo del Imperio Medio), las joyas de Tutanjamón (Dinastía XVIII) y las de las tumbas de los reyes halladas en Tanis (Dinastía XXI y XXII). Muchos textos del antiguo Egipto hacen mención del lapislázuli y dicen que se obtenía en Asia occidental y en Meroe y Punt, pero sin embargo no se conocen minas situadas en estas zonas. Aunque algunas personas mantienen que podía encontrarse lapislázuli en Egipto, es casi seguro que la única fuente que les proporcionaba este material fuera Badakshan, situada al noreste de Afghanistán. La piedra llegaría a Egipto a través de las rutas comerciales. El autor clásico Plinio la denominaba piedra zafiro.